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lunes, 2 de marzo de 2009

La Soledad es ¿Buena o Mala?


Los psicólogos consideramos que alguien está solo cuando no mantiene comunicación con otras personas o cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.
Tres características definen la soledad:1) Es el resultado de relaciones sociales deficientes; 2) Constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; 3) Por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia.
El tema ha cobrado enorme importancia, ya que tiene una alta incidencia, tanto en la población en general como en personas que presentan algún grado de desajuste. El 35% de la población de entre 25 y 40 años vive sola.


La soledad también se considera como uno de los posibles factores que causan otros desórdenes. Entre ellos depresión, suicidio y graves problemas médicos, como las enfermedades cardiovasculares.
Tambien según los últimos estudios el sitema inmunologico se haya afctado por situaciones prolongadas de soledad.
Este problema había sido sistemáticamente negado como un trastorno que requiere de una atención seria, tal vez porque quienes lo sufren no siempre admiten que puede ser la raíz de otros males. O no quieren reconocerse como "solos", debido a que experimentan vergüenza de sus sentimientos o de su inadecuación para superar el aislamiento.

La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial. Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones. Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones.
Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas. En general, las personas con problemas de neurosis se muestran convencidas de que no resultan amables ni dignas de ser apreciadas, y rechazan cualquier tipo de amigos potenciales con el objetivo de protegerse a sí mismos del posible rechazo. La soledad esta muy relacionada con la pérdida de relaciones con ese conjunto de personas significativas en la vida del individuo y con las que se interactúa de forma regular. La definición más común de soledad es la de carencia de compañía y que se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.

Un relato sobre la soledad: el ejemplo de un mal de nuestro

"Mi hijo también era joven; murió la semana pasada y yo...". "¡Todos tenemos que morir, abuelo, no nos amargues la noche!". Es tarde y está cansado, pero Juan decide parar a tomar el último coñac. Ya ha pasado una semana y aún no ha podido contárselo a nadie. Le atiende una mujer de grandes ojeras. "Seguro que usted también tiene hijos. Verá, la semana pasada, en el hospital, ¡qué desgracia! Mi hijo...". "Vamos a cerrar", responde la mujer, que se da la vuelta y entra en la trastienda. Juan mira alrededor por si queda algún parroquiano, pero sólo ve a un perro que dormita en una esquina. "Tienes sueño, ¿eh?", le dice palmeándole el lomo. "Yo ya estoy viejo, como tú, pero mi hijo era joven y ha muerto, ¿comprendes? Es como si tú tuvieras un hijo y se muriera... También sufrirías, ¿verdad?". El perro mueve la cola, le mira y exhala un aliento húmedo y cálido. Juan, escuchado al fin por un ser viviente, desahoga su corazón, contándoselo todo.
Adaptación de un relato de Chéjov titulado "La tristeza", publicado en 1885.

Cómo se identifica la soledad
Sufren de soledad los individuos que tiene carencia de:
· una persona cariñosa de quien depender,
· alguien que lo atienda,
· oportunidad de expresar sentimientos íntimos a otra persona,
· un grupo de amigos del cual sentirse parte,
· alguien que necesite de su amor,
· alguien que lo desee físicamente,
· personas con quienes compartir valores e intereses,
· amigos para compartir actividades recreativas,
· relaciones en el trabajo,
· un sentido de confianza en los amigos íntimos,
· intimidad física en forma regular,
Es importante destacar que existe la soledad crónica en aquellas personas que no han sido capaces de establecer relaciones satisfactorias por un período de varios años y por lo menos a través de dos etapas de su vida, como podrían ser la adolescencia y la adultez joven; o la adultez joven y la edad madura.
También existe la soledad temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.
La ausencia de un ser querido
Cuando (por separación en la pareja, fallecimiento de un ser querido u otra causa) desaparece de nuestra vida alguien a quien hemos amado o que ocupaba un espacio estelar en nuestra cotidianeidad, nos invade una particular sensación de soledad, un vacío, una nada enmudecida que nos sume en la tristeza y la desesperanza. Hemos de sobrellevar la dolorosa percepción de horfandad, de ausencia de una persona insustituible. Nos vemos perdidos y sin referencias en las que antes nos apoyábamos para afrontar la vida.
Somos seres sociales que necesitamos de los demás para hacernos a nosotros mismos. Y no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.
La pérdida es irreemplazable pero no debe ser irreparable. Ese hueco o, mejor, su silueta, quedará ahí pero si nos permitimos sentir la tristeza y nos proponemos superarla a base de confianza en nosotros mismos, podremos reunir fuerzas para establecer nuevas relaciones que cubran al menos parcialmente ese déficit de amor que la ausencia del ser querido ha causado. Hemos de intentar que la carencia de esa persona no se convierta en una carencia general de relaciones. Esta soledad es dolorosa, pero puede convertirse en positiva si la interpretamos como oportunidad para aprender a vivir el dolor sin quedarnos bloqueados. Y para generar recursos y habilidades para continuar transitando satisfactoriamente por la vida. Debemos interiorizar y controlar el dolor, sabiéndolo parte inherente a la vida, aprendiendo a no temerlo y a no mantenernos al margen del sufrimiento como si de una debilidad o incapacidad se tratara. Quien sabe salir del dolor está preparado para disfrutarla la plenitud en momentos venideros.
*FUENTE: http://www.ayuda-psicologica.info